La experiencia de un retrato con Tomas Bucheli

Tomas Bucheli le otorga mucho valor a la memoria del arte figurativo del país. Su estudio ubicado en la esquina de la calle Cuba con Estados Unidos resguarda en sus paredes las memorias del conocimiento, las risas, las fiestas y el ejercicio de pintar. En energía y vibración se traduce a  varias sesiones y encuentros de comida rica, vino, cerveza y buena compañía. También varias horas de meditación y silencio. Cuando Tomás Bucheli retrata a una persona aplica la rigurosidad de la técnica y el valor del conocimiento.

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Tomas Bucheli le otorga mucho valor a la memoria del arte figurativo del país. Su estudio ubicado en la esquina de la calle Cuba con Estados Unidos resguarda en sus paredes las memorias del conocimiento, las risas, las fiestas y el ejercicio de pintar. En energía y vibración se traduce a  varias sesiones y encuentros de comida rica, vino, cerveza y buena compañía. También varias horas de meditación y silencio. Cuando Tomás Bucheli retrata a una persona aplica la rigurosidad de la técnica y el valor del conocimiento.

Son más de dos años y un sin número de sesiones el tiempo que Tomás Bucheli se ha tomado para retratarme. La primera vez que me invitó a posar, fui sin mucha idea de la cantidad de tiempo que iba a tener que estar mirando hacia un punto fijo. Solo agradecí por invitarme a conocer su mundo, su pensamiento y su trabajo. Ese día estábamos en la casa del artista Jaime Zapata, en un taller dictado por él, junto a varias personas que estaban aprendiendo la técnica. En un rincón del espacio Tomás había armado un lugar donde hizo uno de sus primeros bocetos.

Las siguientes sesiones fueron en su casa. Desde una de las habitaciones de su taller se puede acceder a un balcón donde crecen las plantas y le permite a Tomás contemplar las escalinatas de San Juan y el patio posterior del Centro de Arte Contemporáneo. Ese fue el entorno que decidió pintar en el lienzo que acompaña mi retrato. La creación de una cuadrícula previa le permitió al artista generar las fugas y re crear la tridimensionalidad en cada cuadrante con precisión de proporción y realidad. De a poco y con paciencia Bucheli fue creando un plano general de su taller donde aparecía con mi cámara abriendo la puerta del balcón, en el interior del cuadro podemos maravillarnos con elementos de su vida cotidiana, la luz de la calle que entra a través de los ventanales y la sombra que genera. La paleta de colores que eligió y que tenía que preparar todas las sesiones una hora antes de cada encuentro.

Varias sesiones se alargaron hasta media noche. Estar en su casa me trasladaba de época. Podía entrar en el personaje y valorar el tiempo que un artista se toma para su obra maestra. La bruma de San Juan, el humo de su taller, las baldosas celestes del baño, la cocina y el café. Retratar se convirtió algo más que la misma realidad. La cámara de fotos que me abre las puertas de los talleres de arte quedó retratada para siempre sobre el lienzo. En su propio taller que lo vi cambiar, mutar. Tiempos que retrataron un sube y baja. De mucha vida y muerte. Tristezas y alegrías. Como su espacio, su relato. Como su vida.

SESIÓN #3 RETRATO DE EDGAR (notas de mi libreta)

EN ESTA SESIÓN REALIZAREMOS ESTUDIO DEL ROSTRO DURANTE 2 HORA DE TRABAJO. VEREMOS EL PROYECTO EN GENERAL Y TOMAREMOS CAFÉ, TÉ, CERVEZA O VINO.

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