La artista mexicana Aro Varse crea comunidades a tráves del respeto e igualdad

La artista mexicana Aro Varse crea comunidades a tráves del respeto e igualdad

La igualdad y el conocimiento de los cuerpos femeninos son temas que trascienden en el trabajo de Aro Varse. La artista mexicana radicada en Quito nos invita a conocer los rincones de su casa cargados de colores y formas inspiradas en su cultura.
Conocí a Ariadna Vargas una mañana mientras cursaba un taller en el Fondo de Cultura Económica, en Quito. Ese día Aro Varse, como la conocen sus amigos, estaba encargada de la gestión. Llegó a la sala junto a su mascota “Cholito Chipotle”, como le llama la artista. A ese perrito, de mirada juguetona y orejas levantadas, sentía que le conocía hace muchos años. Saltó a mis piernas y, mientras aprendía a relatar textos extraordinarios, El Tlatoani de la Vicentina (término usado por varios pueblos de habla náhuatl en Mesoamérica para designar a los gobernantes de los āltepētl o ciudades), se quedó dormido mientras lo acariciaba. De Ariadna no sabía mucho, en su trabajo había encontrado belleza en su trazo, poder en sus mensajes y hermosas y coloridas formas de comunicar.

Planeamos mucho tiempo este encuentro y, finalmente, llegó. Fui hasta la dirección que Aro me había indicado, una calle tranquila de la ciudad en la que todavía existen algunos oficios alrededor. Junto a su casa, un señor tomaba sol sobre la vereda. Aro me invitó a pasar. Su espacio, distribuido en un solo piso, era iluminado por el techo del garaje interno. Las banderas caladas de colores contrastaban con el verde aturquesado del ingreso. Un pequeño altar junto al taita San Pedro cuidaban la casa, las texturas de los tapices de las paredes me transportaban a otra época.

En pocos minutos, y sin tomar ningún avión, el acento de Aro me llevó a México, con todo su saberes y romanticismo. Su casa está llena de colores que contrastan. Mientras veía por el visor de mi cámara, recordaba a Wes Anderson y a su colorida paleta. En una mesita esquinera de la sala, un retrato de la niñez de Aro era el recuerdo y herencia de su abuela.

Graduada de Artes Plásticas en el Instituto de Artes Visuales de Puebla, se encuentra gestionando proyectos de investigación en torno a propuestas editoriales relacionadas al arte y a otros temas. Esto le ha servido de puente para llegar a Ecuador y seguir experimentando con el dibujo, la pintura mural, los fanzines y, ahora, la producción de podcast.
“Soy muy inquieta”, me decía entre risas mientras me contaba a todo lo que se dedica. “Yo estudié arte porque quería ser pintora, tenía todos los referentes como la Frida Kahlo, Leonora Carrington, y decía, vamos , yo quiero ser pintora, guey”.
“Hay una construcción de la identidad mexicana compleja desde el cine de oro mexicano. Estados Unidos estaba en guerra y los químicos que se usaba para revelar las películas también se usaba para hacer bombas, entonces, con este motivo, construyeron la mexicanidad toda macha que conocemos, y de ahí el patriotismo y la identidad” comentaba Aro.

Actualmente, ella se encuentra escribiendo un texto en colaboración para la revista Index, en el que indaga sobre los procesos creativos. “Yo quería seguir pintando, pero cuando vine a Ecuador tenía una mini mesita, siento que la decisión de la técnica atraviesa mucho por lo que se tiene ese momento. Yo llegué a la ilustración porque necesitaba dibujar o hacer algo creativo en poco espacio”.

Aro tiene una sensibilidad para ubicar los elementos, así como en explorar con sus capacidades. “La cosa es cómo hackear al sistema y hacer otras cosas”. Actualmente está tomando clases de canto con Mariela Espinosa, vocalista de la banda Munn. “Vengo de una familia de bajos recursos, y, desde los 23, me interesaba tocar algún instrumento pero no tenía plata para comprarmelo ni para pagarlo ahora tengo el privilegio de darme pocas horas al menos de mi ejercicio creativo, quiero cantar rancheras mexicanas”. El cuatro venezolano de Aro estaba colgado en la pared.

Relajada en el sillón de su sala me contaba que se siente motivada al compartir con varias mujeres temas relacionados con la violencia de género y con la importancia de crear comunidades. “En México proponía proyectos que eran muy individuales. La pintura es un ejercicio muy individual, estás solo tú con tu bastidor, en tu taller y a veces se torna muy idealista. A pesar de que soy feminista, es un tanto contradictorio con el romanticismo.
“¿Por qué las feministas no creen en el amor romántico?” le pregunté.
“El amor romántico idealiza mucho todo, no puedes ver al humano tal cual es. Son relaciones afectivas que son desiguales. Cómo puedes luchar por igualdad, si desde la forma que tienes tus afectos son desiguales” aseguró.
Aro encontraba en la técnica del óleo un trabajo íntegro y complejo. Mientras vivía en México, la artista se mantuvo cercana a esta técnica hasta cuando llegó a Ecuador. La gestión de nuevos proyectos le permitió crear nuevas comunidades afines a su pensamiento, en donde comparten a través de ilustraciones, frases, fotos, fanzines… Empoderar a más mujeres que se encuentran en estados vulnerables, a conocerse y disfrutar de sus cuerpos.

Las Chulas, por ejemplo, es un podcast que busca hacer eco de las voces de mujeres, escuchar sus historias, ser comadres y sentirse acompañadas. Otro de los proyectos de la artista es el espacio Lectobordado, una comunidad lectora que cumplirá tres años. Allí se generan discusiones y cuestionamientos feministas, y se abordan temas a partir de textos de autores mujeres. Adicional a eso escriben en un blog sobre los temas que se tratan entre los tejidos con hilos y el crochet. Su lenguaje, siempre respetuoso y neutral, le ha permitido conectar con varias personas creando, según Varse, verdaderos lazos de amistad

Su casa tiene elementos claros que la relacionan con su identidad. Bajo la luz del mediodía, todos sus colores resaltan. Vestida con elementos artesanales, Aro está siempre orgullosa la indumentaria de su país. Como buena mexicana, expresaba con orgullo las tradiciones que comparte con su familia. Recordaba las flores naranjas del Día de Muertos, la comida y los olores.

Las banderas caladas le recuerdan continuamente a su hogar, al igual que su hermosa colección de textiles de diferentes partes de México que se diferencian por su peso, materialidad y trabajo. Aro ha ido recopilando con el paso del tiempo elementos que representan a ella y que la mantienen conectada a su cultura.

Antes de irme, imaginaba estar en México mientras contemplaba la paz de Chipotle descansando bajo el sol. Era momento de partir y volver -simbólicamente- a Quito luego de conocer un corazón de México en tierra ecuatoriana.

Si quieres ver más sobre el trabajo de Aro, puedes ver en este link:http://bit.ly/2z4G0C8

 

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